Este sábado volvimos a encontrarnos en el bosque.
Algunas personas repartieron por el barrio los ambientadores y los aceites hechos en el campamento urbano días atrás. También recompusimos el refugio para insectos, que se había desmontado, y sallamos la huertina. Y a pesar de la falta de lluvia la huerta nos da sorpresas como estos fréjoles.
Durante la mañana hubo tiempo para aprender y disfrutar al sol, y también para el descanso a la sombra.
Y uno de los calabacines que se había ido enorme del bosque volvió dentro de unas empanadillas y una tarta vegana.
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